A continuación la tarea de Hércules que describe las características generales de tu año personal cuando le corresponde el signo zodiacal Libra y de la cual puedes extraer información importante para cumplir los objetivos que quedaron establecidos para ti en este periodo.
El Gran Presidente, dentro de
Y Hércules, que es un hijo de
hombre y no obstante un hijo de Dios, pasó a través del séptimo Portal. El
poder del séptimo signo pasó a través de él. No sabía que se enfrentaba a una
prueba dual, la prueba de la rara amistad y la prueba del coraje sin temor. El
Maestro lo había instruido para buscar un jabalí, y Apolo le dio un arco
flamante para usar. Dijo Hércules: "No lo llevaré conmigo en el camino,
por temor a matar. En mi último trabajo, en las riberas del gran mar, maté y
destruí. Esta vez no mataré. Dejo el arco".
Y así, desarmado, excepto por su
fuerte clava, trepó el acantilado de la montaña, buscando al jabalí, y viendo,
a cada lado, visiones de miedo y terror. Subió aún más y más alto. Y entonces
se encontró con un amigo. En el camino se encontró con Folos, uno de un grupo
de centauros, conocido de los dioses. Se detuvieron y hablaron, y por un
momento Hércules olvidó el objeto de su búsqueda. Y Folos llamó a Hércules,
invitándolo a abrir un tonel de vino, que no era suyo, ni tampoco pertenecía a
Folo. Este gran barril, pertenecía al grupo de centauros; y de los dioses, que
los habían beneficiado con el tonel, había venido la orden de que nunca debía
ser abierto, salvo cuando los centauros se encontrarán y estuvieran todos
presentes. El tonel pertenecía al grupo.
Pero Hércules y Folo lo abrieron en
ausencia de sus hermanos, llamando a Quirón, otro centauro sabio, para que
fuera y compartiera su jarana. Este así lo hizo y los tres bebieron juntos, y
se deleitaron y embriagaron e hicieron mucho bullicio. Esta gritería fue oída
por los otros centauros desde lugares distantes.
Ellos acudieron encolerizados, y
una feroz batalla tuvo entonces lugar y a pesar de las sabias resoluciones,
nuevamente el hijo del hombre, que era un hijo de Dios, se transformó en el
mensajero de la muerte y mató a sus amigos, los dos centauros con los cuales
antes había bebido. Y, mientras los otros centauros se afligían con fuertes
lamentaciones, Hércules escapó otra vez a las altas montañas, y nuevamente
reanudó su búsqueda.
Llegó hasta los límites de la
nieve, siguiendo las huellas del feroz jabalí; lo siguió hasta las alturas y el
áspero frío, y sin embargo no lo vio. La noche se fue acercando, una a una las
estrellas salieron, y aún el jabalí se le distanciaba, y buscó dentro de sí
mismo alguna maña sutil. Colocó una trampa con habilidad, y sabiamente oculta.
Entonces esperó en una sombra oscura la llegada del jabalí. Las horas pasaron,
y él aún esperó hasta que se acercó el alba. El jabalí salió de su guarida,
buscando comida, impulsado por un hambre de días. En las sombras, cerca de la
trampa, esperaba el hijo del hombre. El jabalí cayó dentro de la trampa y a su
debido tiempo Hércules soltó a la bestia salvaje, haciéndola prisionera de su
habilidad. Luchó con el jabalí y lo dominó y obligó a hacer lo que él decía, o
ir por el camino que él deseaba.
Desde la cima nevada de la alta
montaña bajó Hércules, gozoso en el camino, conduciendo por la senda que
bajaba, al feroz pero domesticado jabalí. Por las patas traseras, conducía al
jabalí, y todos en la montaña reían al ver la escena. Y los que encontraban al
hijo del hombre, que es el hijo de Dios, cantando y bailando en el camino,
reían también al ver la marcha de los dos. Y todos en la ciudad reían al ver la
misma escena; al tambaleante, cansado jabalí y al hombre que reía y cantaba.
Así ejecutó Hércules su séptimo
trabajo y regresó hacia el Maestro de su vida.
Y el Gran Presidente dentro de la Cámara del Concilió del
Señor observó: "La lección del verdadero equilibrio ha sido aprendida. Aún
falta una lección. De nuevo en el noveno Portal el centauro debe ser encontrado
y conocido y rectamente comprendido".
Y el Maestro dijo: "El séptimo
trabajo está completado, el séptimo Portal ha sido pasado. Considera las
lecciones del pasado; reflexiona sobre las pruebas, hijo mío. Dos veces has
matado lo que deberías amar. Aprende el por qué". Y Hércules permaneció
dentro de las puertas de la ciudad y allí se preparó para lo que luego
sucedería, la prueba suprema.
El Tibetano
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